domingo, 13 de octubre de 2013

Siesta

 


-¿Pero tú vas a venir o no?
-No lo sé. Puede que en casa ya me estén esperando.
-No tengas tanta prisa, Gonzalo. Nunca has tenido tanta prisa como ahora aparentas. ¿No será que tienes miedo?
-¿Miedo yo? No seas majadero.
-Entonces, ¿qué?
-Entonces nada.
-Me ha dicho un pajarito que Nico te anda buscando.
-¿Y qué va a pasar si el Nico me anda buscando?
-Nada, hombre; pero ya conoces a Nico. No se anda con muchas bromas. Eso tú lo sabes.
-Y qué. Tampoco yo bromeo, no te fastidia.
-Allá tú. Yo no entro ni salgo en tus cosas. ¿Vas a venir entonces con nosotros o no?
-Ya te he dicho que no lo sé. Mi padre no está bien desde hace un tiempo. Mi madre casi no sale de su cuarto y a veces se oyen gemidos, como si alguien estuviese llorando.
-Debe de ser por lo del cáncer. Dicen por ahí que eso duele de la hostia.
-¿Quién dice eso?
-Y yo qué sé. La gente, supongo. Todo el mundo lo dice. No es ningún secreto.
-La gente es la leche, macho. ¿Qué coño sabe la gente, que nunca ha visto ni en pintura a un enfermo de cáncer?
-Joder, Gonzalo, la gente también tiene familia, no me jodas.
-Pero no a todo el mundo se le muere el padre.
-A muchos sí que se les muere.
-Pero no a todos. Eso es lo que digo.
-Bueno, ¿y tú has visto alguna vez a un enfermo de cáncer, aparte de a tu padre?
-¿Y tú? ¿Tú lo has visto?
-Yo sí lo he visto: yo he visto a Julio "el caricoche". Y a tu padre.
-Pero no es lo mismo. Cuando viste a mi padre, aún no se le notaba mucho. Lo jodido no ha llegado hasta ahora.
-¿Y qué le han dicho los médicos? ¿Le han visto?
-Los médicos casi viven en mi casa, chaval. A todas horas pasa alguno. Mi madre les trae café y todo eso; como si no tuviera ya bastante trabajo.
-Las madres siempre están igual: no se cansan nunca. Tu padre... ¿qué tipo de cáncer tiene?
-No lo sé. Mi hermano dice que es algo del vientre, de la zona del páncreas. Un nombre de esos tan raro: pacritis... O no sé qué.
-Será pancreatitis, animal. Pero eso es una hinchazón del páncreas. El padre del Juli también lo tuvo. No duró más de ocho meses.
- ...
-Carlos dice que lo vió. El viejo era amigo de su padre. Dice que tenía la cara amarilla, amarilla. Y que daba como cosa mirarlo. Le habían puesto un trapo en la cabeza y aún mantenía los ojos abiertos.
-Quieres callarte, cojones.
-Pero bueno. No te pongas así. No lo había dicho para molestarte.
-Es mi padre. ¿Qué pensarías si te dijeran que tu padre se va a morir dentro de ocho meses, desgraciado?
-Yo sólo he dicho que el padre del Juli se murió en menos de ocho meses, no que el tuyo...
-Pues eso, mamón. Decir eso del padre del Juli es como decirlo también de mi padre: los dos tienen la misma cosa.
-...
-Hay que ver cómo estamos esta tarde, macho. No aguantas nada.
-Es que estoy hasta aquí, joder. Hace ya una hora que tendría que estar en casa.
-¿Y por qué no te vas?
-Pues porque no tengo ganas. Es una historia lo de tener que aguantar a todo el mundo. Hay cantidad de gente. Parece mentira la cantidad de personas que conocían al viejo. Y eso que decían que no tenía amigos.
-Es que la gente sólo se acuerda de los muertos cuando la han palmado.
-Natural. Antes de palmarla ninguno estaba muerto, no te jode.
-Me refiero a que la gente...
-Ya lo sé, hostia. Me he coscado. Pero la verdad es que eso es así: ni Cristo se acuerda de uno cuando le hace falta. Porque después de muerto, tú me dirás.
-Después de muerto es también una historia bien jodida.
-¿Tú crees que hay alguna cosa después de...?
-¿Muerto?
-Sí.
-No. Yo no creo que haya ninguna cosa después de muerto. Después de muerto tan sólo se te papean los gusanos. Eso es algo inevitable. Hasta el cura lo dice. Todos lo dicen.
-El cura no dice nada de eso. No te inventes historias.
-El cura lo ha dicho. Mi viejo lo ha oído, chaval.
- ...
-Pero ¿estás seguro? ¿Nada de nada? ¿Los gusanos y se acabó?
-Pues claro, joder: los gusanos y se acabó. Ya te lo he dicho.
-Entonces ¿para qué coño vivimos?
-No me seas subnormal, joder. Pues vivimos para estar vivos y todo eso. Es evidente.
-Para estar vivos y todo eso. Eso es un motivo jilipollas.
-Eso es un motivo como otro cualquiera. Y es un motivo principal además, para que te enteres.
-Pues a mí me parece un motivo ridículo. Si estamos aquí será para algo más, digo yo.
-Será para joder la marrana, no te fastidia. ¿O para qué crees tú que estemos aquí, capullo?
-Qué sé yo. ¿Para cascárnosla?
-Sí, hombre. Para cascártela estarás tú, marrano, que siempre andas en el váter.
-Como que tú no te pasas todos los días también por él, no te fastidia.
-Pero yo no estoy todo el santo día como un mono ahí, dale que te pego.
- ...
-¿Pues sabes lo que te digo? Cuando me muera prefiero que me quemen. No me hace mucha gracia todo eso de los gusanos.
-Eso de los gusanos es como otra cosa cualquiera. ¿O te crees tú que te ibas a enterar de algo?
-Raúl dice que hay gente que se despierta después de muerto...
-Eso es una tontería. Nadie se despierta después de...
-... y que cuando abren la sepultura, por lo que sea, se lo encuentran ahí, con las uñas clavadas por la cara...
-Ya, no te fastidia... ¿Y por qué lo enterraron entonces, si estaba vivo todavía?
-... y los pelos arrancados a mechones...
-Pero si te queman será igualito, capullo.
-Si te queman, entonces sí que te matan en serio.
-¿Y si te das cuenta de que te están quemando, como lo que dices tú de la sepultura?
-Yo no digo nada de las sepulturas.
-¡Anda que no! Estabas diciendo que hay gente a las que se las entierra vivas.
-Yo sólo digo que Raúl lo ha oido. Y su hermano también.
-El Raúl es un puto idiota, macho. Y su hermano, también.
-...
-Hostia tú, ¿no es ése el Quico?
-¿Cuál?
-Ése. El que está entrando ahora mismo en tu casa.
-Eso parece.
-Pues qué quieres que te diga. No es un buen rollo, precisamente.
-Bah, no creo que sea nada importante.
-Mira. Ha venido también el cura con Miguel Ángel, el monaguillo. Yo que tú me iría para allá echando leches. No me fió un pelo, Gonzalo.
-Pero qué dices, chaval...
-Venga, macho, que ahí sacan a tu madre. Tiene que estar pasando algo gordo.
-...
-Creo que te llaman. Espera. Ahí viene don Francisco. Bueno, me abro, chaval. Nos vemos luego, ¿vale?



-Tú debes de ser Gonzalo Alba Berenguer, ¿no es eso?
-...
-¿Sabes quién soy yo?
-Don Francisco, el boticario. Creo que eras amigo de mi padre.
-Así es. Te conozco desde que eras así de pequeño. Te he cogido muchas veces en brazos. Pero tú no te acordarás; fue hace mucho tiempo. Antes de que tuviera que irme a Madrid. Has cambiado mucho en todos estos años, ¿sabes?
-...
-¿Sabes lo que ha pasado?
-Es por mi padre, ¿verdad?
-Mira, Gonzalico, hijo, voy a contarte un secreto: a esta vida se viene sólo a sufrir. Para qué vamos a engañarnos. Pero tu padre ya ha dejado de hacerlo...